LA CASA DE LOS BORDEN:

En el número 92 de Second Street en Fall River, condado de Bristol, en el estado de Massachusetts.

La casa de Lizzie Borden
Lizzie Borden es posiblemente una de las asesinas más famosas en la historia de los Estados Unidos, es conocida por el salvajismo con el cual mató a su padre y a su madrastra, desde entonces fue llamada la asesina del hacha.

Lizzie nació el 19 de julio de 1860. Su madre Sarah Anthony y su padre Andrew Jackson Borden. Su padre encontró el éxito en la fabricación y venta de muebles y ataúdes. También se convirtió en un exitoso promotor inmobiliario. Fue director de múltiples fábricas textiles y poseía propiedades comerciales.  Se cree que al momento de morir sus propiedades valdrían lo que hoy equivaldría a unos 9 millones de dólares. Aunque era un hombre bastante conocido por su tacañería.

Lizzie y su hermana mayor, Emma Lenora Borden, crecieron como personas relativamente religiosas; y la misma Lizzie estuvo involucrada en dar clases de catecismo a los hijos de inmigrantes recién llegados a Norteamérica, en organizaciones cristianas y así como otras misiones religiosas.

Andrew Borden se casó 3 años después que la madre de Lizzie Emma falleciera por complicaciones de salud en 1863; esta vez con una mujer llamada Abby Durfee Gray. Se sabe que la relación entre las hermanas Borden y su madrastra no era la más cordial, y que la misma Lizzie creía que Abby se encontraba tras el dinero de su padre.

La criada de los Borden, declaró que Lizzie Emma rara vez comían con sus padres, y las tensiones comenzaban a crecer. En 1892 Andrew Borden ordenó que las palomas de la familia (propiedad de Lizzie) fueran sacrificadas. En julio de ese mismo año, envió a sus hijas de "vacaciones" forzadas a la población de New Bedford. La tensión en la familia se volvió insoportable, en especial luego de que Andrew regalara propiedades a la familia de Abby; siendo la más grande una casa que la hermana de Abby vendió al poco tiempo por una suma de lo que hoy serían 130,000 dólares.

La noche anterior a los asesinatos, John Vinnicum Morse, hermano de la fallecida Sarah Borden; visitó a la familia para discutir asuntos de negocios con Andrew. Algunos testigos especularon que la discusión sobre una propiedad en particular pudo haber agravado la situación.

Padres asesinados de Lizzie Borden
La mañana del jueves 4 de agosto de 1892, la doncella de los Borden; se encontraba descansando en su habitación cuando a eso de las 11:10 de la mañana escuchó a Lizzie gritando desde el piso inferior: "¡ven rápido! ¡Padre está muerto! ¡Alguien vino y lo mató!" Al llegar a la escena, encontró el cuerpo de Andrew, de 70 años, tendido sobre un sillón, con 11 heridas producidas por un hacha, los golpes fueron tan brutales que el medico que llego después, no pudo reconocerlo en un principio y eso que eran amigos. Uno de sus globos oculares había sido partido en dos y las heridas aún sangrantes sugerían que el ataque había tenido lugar poco tiempo atrás.  La sangre había salpicado la pared encima del sofá, el suelo y un cuadro que colgaba de la pared. El asesino atacó desde arriba y por detrás, mientras él dormía.

Se encontraron el cuerpo de Abby Borden tirado boca abajo en el piso de la habitación de huéspedes. Al llegar los agentes policiales, estos sospecharon de Lizzie por la extraña actitud tranquila y las coartadas contradictorias y cambiantes de Lizzie. Inicialmente, informó haber escuchado rasguños y gemidos. Dos horas más tarde le dijo a la policía que no escuchó nada. A pesar de esto, nadie se molestó en revisar su ropa en busca de manchas de sangre.
Fueron criticados por su falta de diligencia cuando solo se asomaron a la habitación de Lizzie, pero se fueron poco después cuando dijo que no se sentía bien y quería acostarse. También porque Lizzie se movió libremente por todas partes y, por supuesto, en caso de ser culpable, pudo destruir pruebas comprometedoras. Pero no sólo ella, los vecinos invadieron la casa y existió un tráfico constante de personas que pisotearon y destruyeron cualquier pista que pudiera resultar de vital importancia en el juicio.

De acuerdo a la investigación forense, Abby pudo haber encarado a su asesino durante el ataque. Fue golpeada con un hacha en un costado de la cabeza, justo por arriba de la oreja. Al caer boca abajo, fue golpeada 18 veces más en la parte posterior del cráneo. La sangre sobre la que estaba el cadáver era oscura y se había coagulado, así que la mataron antes que al marido.

En el sótano se encontraron dos hachas y una con el mango roto. Se creyó que esa última había sido el arma del crimen, pues el mango parecía haberse roto recientemente y no tenía polvo en la cabeza a diferencia de las otras armas.

Esa noche, un oficial de policía vio a Lizzie yendo al sótano e inspeccionando los cajones donde se había colocado la ropa sangrienta de sus padres. El 6 de agosto, una búsqueda extensiva de la casa reveló unas cuantas cosas más; el día posterior al crimen, una doncella encontró a Lizzie quemando un vestido en la estufa del horno. Lizzie rápidamente dijo que lo quemaba porque había sido manchado con pintura, y jamás se logró determinar si fue el vestido que llevaba durante los asesinatos. 

La autopsia estableció que la pareja había sido asesinada con una hora de diferencia, y se encontró restos de veneno, esto negaba la posibilidad de que fuera un intruso. El farmacéutico local, declaró que días atrás había sido consultado por Abby porque la familia estaba enferma aparentemente por ingerir comida en mal estado y que la señora creía que habían intentado envenenarlos.

El juicio contra la supuesta asesina comenzó el 5 de junio de 1893. Lizzie apareció en el juicio con un comportamiento errático, a menudo se negaba a responder una pregunta, se contradecía a sí misma y proporcionaba relatos alternativos de la mañana en cuestión, como decir que estaba en la cocina leyendo una revista cuando su padre llegó a casa, luego decir que estaba en el comedor planchando y luego decir que bajaba las escaleras.
El 20 de junio el jurado concluyó que 
Lizzie era inocente. Años más tarde, el autor de misterio Ed McBain, escribió en su novela "Lizzie", que el motivo de los crímenes podría haber sido que Lizzie fue descubierta teniendo una relación lésbica con la doncella. McBain especuló que Abby encontró a Lizzie y a la doncella en la cama, y que al verse sorprendida; Lizzie decidió asesinar a su madrastra. Después pudo haberle confesado la verdad a su padre, pero al ver la reacción de desagrado y cólera de este, tomó un hacha y lo asesinó.

Esto concuerda con el rumor popular durante los últimos años de su vida, de que Lizzie era lesbiana y que fue abusada sexualmente por su padre durante la niñez.

Luego del juicio, las hermanas Borden se mudaron a un barrio conocido como "La Colina" en Fall River. Al morir tanto Abby como Andrew, la fortuna pasó a ser parte de sus hijas. Después de 1905 Lizzie y Emma jamás volvieron a verse. El primero de junio de 1927, Lizzie de 66 años, murió de neumonía en Fall River. Nueve días más tarde, Emma murió de una nefritis crónica a la edad de 76 años, en un asilo de Newmarket, New Hampshire. Las hermanas, ninguna de las cuales se había casado nunca, fueron enterradas una al lado de la otra en la parcela familiar, junto con una hermana llamada Alice Esther fallecida en 1856 a la edad de 2 años; su madre, su madrastra y su padre que fue enterrado sin su cabeza, todos están en el cementerio de Oak Grove

Desde 1948, la casa ha estado en las manos de la familia McGinn, su ultima propietaria fue Martha McGinn. En 1996 abrieron el Lizzie Borden Bed and Breakfast Museum. Lee-ann Wilber, una ex conductora de camiones y gerente de una tienda, compró el  Museo con un socio comercial en 2004. La fanática del misterio y el asesinato Kristee Bates compró la casa en 2014, la restauró y se vendió en febrero de 2018.

Los turistas pueden tomar un tour de la vieja casa e incluso pasar una noche en el cuarto donde Abby fue asesinada, o en la habitación de LizzieTanto huéspedes como trabajadores narran encuentros con lo inexplicable en su interior. Algunos han escuchado los sollozos de una mujer, otros han visto a una dama de la época victoriana sacudiendo los muebles y acomodando las cobijas en las camas; esto último incluso ha ocurrido mientras hay personas durmiendo en ellas.

Se escuchan pisadas en las escaleras y en el piso superior, aun cuando se sabe que la casa está vacía. Las puertas se abren y cierran solas, se puede escuchar conversaciones en voz baja provenientes de habitaciones vacías e incluso se ven sombras en los pasillos. Los informes también hablan del maullido de un gato espectral o notar como se frota contra las piernas de la gente. Se cree que podría ser el gato de la doncella. Hay todo tipo de  apariciones, y mecedoras que se balancean. La mesa del comedor en la que los invitados disfrutan de sus comidas, es donde le hicieron las autopsias a Abby Andrew. Los huéspedes que se alojan en la casa han capturado fotos de extrañas anomalías flotando junto a sus camas, ruidos provenientes del interior de los armarios, pasos, risas, y algunos incluso han informado haber sido tocados por una mano invisible mientras dormían.

Un hombre que no creía en los fantasmas y que acompañaba a su esposa de vacaciones, decidió pasar una noche en el hotel, y mientras se encontraba desempacando, volteó a ver la cama y se encontró con que las cobijas habían sido desacomodadas como si alguien se hubiese acostado; pese a que el hombre estuvo en la habitación y no hubo forma de que alguien pudiera entrar. Al acercarse, notó con horror que las cobijas no solo presentaban pliegues que coincidían con las curvas de un cuerpo humano, si no que en la almohada claramente se veía un hundimiento como si alguien hubiese recostado la cabeza en ella.

Se han hecho varias películas sobre este caso. En 2015 se rodó The Lizzie Borden Chronicles con Christina Ricci como protagonista. Y en 2018 salió a luz la película El asesinato de la familia Borden, protagonizada por Kristen Stewart.

A pesar de que no había pruebas suficientes para condenar a Lizzie por los asesinatos, muchos creen que cometió los crímenes porque podía obtener el mayor provecho financiero de sus muertes, sin mencionar el resentimiento que sentía hacia su madrastra.  Quienquiera que asesinó a la pareja nunca fue llevado ante la justicia. Esto por sí solo es suficiente para mantener a los espíritus en el lugar, y sobre todo con unas muertes tan horribles.