LA GRANJA BELL:

A comienzos del siglo XIX, Jhon Bell y su familia abandonaron Carolina del Norte, para mudarse al condado de Robertson, en Tennessee. Compraron una granja que aumentó en extensión con la adquisición de los terrenos contiguos. El primer hecho extraño, sucedido en 1817, fue el hallazgo en los maizales de un animal con cuerpo de perro y cabeza de conejo que huyó velozmente cuando Bell le disparó.

la granja Bell y tumba de Jhon Bell
Esa misma noche, durante la cena, la familia escuchó golpes inexplicables en los muros exteriores, que continuaron con mayor intensidad y frecuencia en las noches siguientes.

Parecía que alguien estuviera arañando y golpeando las ventanas.

El suelo de madera crujía bajo el peso de pisadas invisibles, como si alguien, o algo, estuvieran moviéndose por la casa. Una terrorífica presencia apareció en el dormitorio de la hija, Betsy. Le arrebató las mantas y susurró su nombre con una voz que erizó todos los pelos del cuerpo de la joven. La familia intentó convencerse de que estos miedos eran causados por pesadillas terroríficas. Pero ese no era más que el principio.

Los amigos de la familia, James Johnston Richard Powell, fueron los primeros en saber de estos extraños hechos y en experimentar el fenómeno de primera mano. Unos gritos comenzaron a oírse en la quietud de una escalofriante noche. Al subir corriendo las escaleras, se encontraron a Betsy luchando por su vida mientras era arrastrada violentamente por el suelo por un ser invisible con una fuerza sobrehumana, que le arrancaba el pelo del cuero cabelludo. Suspendida en el aire, Betsy fue abofeteada, golpeada y maltratada, mientras su madre, su padre y sus amigos observaban con horror lo que ocurría, sin poder detener la paliza.

Las noticias se difundieron, hasta que un conocido de la familia, y futuro presidente de EEUU, el General Andrew Jackson, oyó hablar de los espantosos hechos que ocurrían en casa de los Bell. Acompañado por un equipo de hombres de confianza, Jackson llegó a casa de los Bell para conocer personalmente al ente impuro. Y el ente agredió violentamente a Jackson y a sus hombres hasta que se marcharon presas del terror.

Este espeluznante ser atacó a la familia cada noche durante cuatro años. El fenómeno combinaba respiraciones, susurros, crujidos y gritos que iban en aumento hasta convertirse en ataques dignos de la peor pesadilla. Se presentaba repentinamente, los asustaba, los torturaba y luego desaparecía. Hasta la noche siguiente. Con cada brutal ataque, el ente se hacía más fuerte. Al final, les hablaba, se burlaba de ellos y les increpaba.

Desesperados por saber quién era o cuál era el origen de estos maliciosos ensañamientos, buscaron la ayuda. Toda explicación lógica apuntaba a la vecina de los Bell, Kate Batts, una mujer excéntrica, que la mayoría del pueblo consideraba una bruja. Bell Kate Batts eran más que vecinos. Fueron socios, aunque el negocio de tierras en el que se asociaron salió mal y Kate se quedó con la sensación de haber sido traicionada y engañada.

Delante de mucha gente, Kate maldijo no sólo a John, sino a toda su familia.

Las agresiones se intensificaron. La joven Betsy sufría ataques constantemente mientras dormía, era golpeada, arrastrada y atacada. La familia Bell se encontraba impotente, sin poder librar a su hija de este ser ineludible. Su rendimiento escolar empeoró. Comenzó a ver visiones… Cuando todo acabó, nunca volvió a ser la de antes.

Los ataques eran cada vez más virulentos y empezaron a afectar psicológicamente a John Bell. En un terrible acto de venganza final, el ente asesinó a John el 20 de diciembre de 1820, utilizando una toxina venenosa.

A pesar de haber logrado matar al patriarca, el terrorífico ente no había acabado con la familia Bell. Juró volver siete años más tarde, y así lo hizo.

Tras esta aterrorizante visita, la bruja de Bell prometió volver una vez más, 135 años más tarde…No sólo volvió, sino que esta vez no se marchó. Muchos de los que se acercan a visitar el hogar de los Bell aseguran vivir experiencias escalofriantes y ofrecen pruebas fotográficas de su interacción con el ente.

Betsy se casó con su antiguo maestro de escuela, Richard Powell, y cuando él murió, se mudó a lo que entonces era el condado de Panola, Mississippi, para vivir con otros miembros de la familia Bell que se habían mudado aquí. Cuando murió en 1888, fue enterrada en el solar familiar de esta ladera olvidada.