LA MANSIÓN WINCHESTER:

San José, California.

William Wirt Winchester y Sarah Pardee
La historia de la Casa Winchester comenzó en septiembre de 1839 con el nacimiento de una niña, hija de Leonard Sarah Pardee de New Haven, Connecticut. El nombre de la niña fue el de su madre, Sarah y al llegar a la madurez, se convirtió en la reina de la ciudad. Al mismo tiempo, en otra familia de New Haven destacaba William Wirt Winchester, hijo de Oliver Winchester, un fabricante de camisas.

En 1857, se hizo cargo de la empresa que fabricó un rifle que usaba un mecanismo de palanca para cargar balas en la recámara. En 1860 desarrollaría el rifle Henry, que se convirtió en el primer rifle de repetición favorito de la Guerra Civil Americana. El dinero empezó a llover y Oliver Winchester pronto amasó una gran fortuna.

El 30 de septiembre de 1862, William Wirt Winchester Sarah Pardee se casaron en New Haven. Cuatro años más tarde, el 15 de julio de 1866, Sarah dio a luz a una niña llamada Annie Pardee Winchester que moriría el 24 de julio de “marasmo”. Al borde de la locura Sarah tardó más de diez años en recuperarse, pero no volvió a tener más hijos. La tragedia golpeó de nuevo a Sarah al caer su marido gravemente enfermo de tuberculosis pulmonar, murió el 7 de marzo de 1881.  Fue enterrado en el cementerio Evergreen en New Haven y Sarah pasó a ser la heredera de todo su imperio.

Pero su nueva riqueza no aliviaba el dolor que sentía por la pérdida de su hija y su marido. Un amigo le sugirió que hablara con un médium espiritista de su pérdida. En una de las sesiones su marido le dijo que existía una maldición sobre la familia Winchester que les había costado la vida a él y a su hija, una maldición resultado de la creación del terrible rifle creado por la compañía Winchester. Miles de personas habían muerto a causa de él y sus espíritus buscaban venganza. Su marido le dijo que debía de vender todas sus propiedades de New Haven y dirigirse hacia el oeste para empezar una nueva vida. Allí debía de construir una casa para ella y para los espíritus que habían caído bajo el rifle Winchester. Nunca debía de acabar la construcción, pues mientras estuviera construyéndose seguiría con vida, pero si la terminaba acabaría muriendo.

MANSIÓN WINCHESTER
Sarah llegó al Valle de Santa Clara en 1884, con la creencia de que era guiada por la mano de su marido ya fallecido. Encontró y compró una casa de 162 hectáreas perteneciente al doctor Caldwell. Durante los siguientes 36 años construyó y reconstruyó la casa, una sección tras otra. Mantuvo 22 carpinteros las 24 horas del día, los 365 días del año trabajando sin descanso, el sonido de martillos y sierras sonaba de día y de noche.

La casa estaba en rápido crecimiento y expansión y se reunía todas las mañanas con su capataz para trazar los planes del día de la obra. A medida que los años pasaban, las habitaciones se convirtieron en alas enteras, las puertas se unieron a las ventanas y el lugar llegó a tener una altura de siete pisos por lo que se tuvieron que instalar tres ascensores. Había incontables escaleras que no conducían a ninguna parte, 47 chimeneas, armarios que se abrían a paredes en blanco, puertas trampa que no daban a ninguna parte, claraboyas que se encontraban unas sobre otras y decenas de rarezas en la construcción.

También era obvio que Sarah estaba intrigada por el número 13, pues casi todas las ventanas tenían 13 hojas de vidrio, las paredes llevaban 13 paneles, el invernadero constaba de 13 cúpulas, muchos de los suelos de madera contenían 13 secciones y habitaciones con 13 ventanas.

El suceso más trágico ocurrió dentro de la casa cuando el gran terremoto de San Francisco de 1906 derribó los tres primeros pisos de la casa sobre los jardines y nunca se reconstruyó. Además, la chimenea que se encontraba en la “habitación Daisy” (donde la señora Winchester estaba durmiendo la noche del terremoto) se derrumbó, dejando encerrada a Sarah dentro de la habitación. Ella pensó que el terremoto había sido una señal de los espíritus que estaban furiosos por haber acabado la casa, de ahí que decidiera continuar con los trabajos de reparación.

Así la expansión de la casa comenzó una vez más. El número de habitaciones se incrementó de nuevo hasta 25 y se volvieron a instalar chimeneas por todo el lugar. En una nota relacionada, se documentó que sólo 2 espejos fueron instalados en la casa, Sarah creía que los fantasmas tenían miedo de su propio reflejo. Al final constaría de 160 cuartos, 6 cocinas, 52 tragaluces y 4 pisos amén de un par de salones de baile, uno de ellos sin acabar, convierten a esta casa en toda una curiosidad desde un punto de vista meramente arquitectónico.

panorámica MANSIÓN WINCHESTER
El 4 de septiembre de 1922, después de una sesión de espiritismo, Sarah fue a su habitación para dormir y en algún momento de la madrugada murió mientras dormía a la edad de 83 años. Dejó todos sus bienes a su sobrina Frances Marriot, que se había hecho cargo de la mayor parte de los negocios de la familia. Pero el patrimonio de Sarah se había mermado considerablemente.  

El mobiliario, objetos personales y los materiales de construcción excedentes, fueron retirados de la casa y ésta fue vendida a un grupo de inversionistas que planeaba utilizarla como atracción turística. Hoy en día la casa ha sido declarada patrimonio Histórico de California y está inscrita en el Servicio de Parques Nacionales como “una singular vivienda con un número no determinado de habitaciones”.

Algunos todavía creen que en ella moran unos cuantos fantasmas. Expertos en lo paranormal que han acudido a la casa han salido, convencidos de que es así. Los hay que han visto luces extrañas o los que han oído ruidos sospechosos. Según una espiritista local, uno de sus causantes es Clyde, el espíritu que daba instrucciones a Sarah cada noche durante sus sesiones de espiritismo para continuar las obras al día siguiente. Sarah le pidió que se quedara para cuidar de la casa y Clyde aceptó. Contento con su promesa, Clyde vuelve de tanto en tanto para recordar los tiempos felices junto a Sarah y la maravillosa música de su piano.

Basada en este caso está la película, Winchester: La casa que construyeron los espíritus, del 2018.