CASTILLO SAN MARCOS:

San Agustín. Florida.

CASTILLO SAN MARCOS
La ciudad de San Agustín fue fundada por España en 1565. Tras el ataque del pirata inglés Robert Searlealias John Davisen 1667, se decidió edificar un castillo de piedra para proteger la ciudad. La construcción del Castillo de San Marcos empezó el 2 de octubre de 1672.

En 1695, después de 23 años de trabajo, la fortaleza quedó lista.

En noviembre de 1702, fuerzas bajo el

mando del gobernador de Carolina James Moore se dirigieron a conquistar la ciudad de San Agustín. Los 1500 residentes de San Agustín resistieron 2 meses los ataques resguardados en el interior del castillo, junto a la guarnición de unos 300 soldados.

En 1739 estalló la Guerra del Asiento. El general James Oglethorpe puso sitio de nuevo al castillo y bloqueó la desembocadura del Río Matanzas, un pequeño navío español pudo evadir el bloqueo y dar aviso a La Habana, desde donde se enviaron suministros. A los 38 días los ingleses terminaron el asedio sin haber conseguido rendir el castillo.

En 1763 San Agustín se convirtió en la capital de la colonia británica. En 1783 Florida fue devuelta a España, hasta 1819 cuando fue cedida a Estados Unidos. Que rebautizaron el castillo como Fort Marion. En enero de 1861, Florida se separó de los Estados Unidos. La guarnición abandonó el fuerte y el ejército confederado lo ocupó sin un solo disparo.

Se usó como prisión militar durante el siglo XIX. En 1900 perdió su condición militar y en 1924 fue declarado monumento nacional. En 1942, recuperó el nombre original de «Castillo de San Marcos».

Se oyen historias de apariciones de fantasmas de soldados que penan mientras patrullan el lugar y de piratas, como el inglés Andrew Ranson. Este bucanero sobrevivió a una fallida ejecución y se dice que, a pesar de aquel "milagro", su espíritu quedó atado para siempre al Castillo. Se le a visto en la pared donde lo ahorcaron y hay quien le ha fotografiado. 

En 1784, el coronel García Martí y su joven esposa Dolores llegaron a San Agustín para comenzar una nueva vida. Al Coronel se le asignó un ayudante llamado Capitán Manuel Abela. 

El coronel era un hombre frío, demasiado ocupado con el fuerte y sus soldados para prestar atención a su esposa. Dolores buscó el amor en el Capitán Abela. Un día el coronel, olió el perfume de su esposa en el Capitán e inmediatamente supo que estaban teniendo una aventura. 

Al día siguiente, ni Dolores ni el capitán se encontraban por ningún lado. Cuando se le preguntó el Coronel afirmó que se había enfermado repentinamente y que la habían llevado a la casa de su tía para que se recuperara. También explicó que regresaría a España para vivir con su familia.

Al ser preguntado sobre el Capitán Abela, el Coronel aseguró que fue enviado a Cuba en una misión especial.

Su historia era extraña ya que Dolores no parecía enferma y Abela nunca se hubiera ido sin despedirse de sus compañeros. Sin embargo, a pesar de las dudas, el Coronel nunca más fue interrogado.

No fue hasta que se descubrieron sus cuerpos que la verdad salió a la luz. El coronel había secuestrado a la pareja y los había encerrado. Abandonados a morir de hambre dentro de los oscuros y fríos muros de San Marcos. Según la leyenda, en 1833, cincuenta años después, cuando el Castillo estaba bajo control estadounidense, un oficial curioso, el teniente Tuttle, interesado en la arquitectura, iba caminando y escuchó un sonido hueco proveniente de una de las paredes. Después de quitar algunos ladrillos, encontró una cavidad oculta dentro del fuerte y en el interior, encontró los restos óseos de dos individuos encadenados a la pared. 

Ahora había una explicación para las apariciones. A Dolores se le suele ver deambulando por el castillo con un vestido blanco. Muchas personas notan el olor fuerte y abrumador del perfume de Dolores que flota por toda esta área. Aura, orbes y luces brillantes se ven cerca de la pared de la habitación donde fueron sepultados. Las personas sienten que un aire frío los atraviesa. Se sienten como si estuvieran siendo observados. Los pelos de la nuca se erizarán, dejándote con la sensación de que acabas de encontrarte con un espíritu inquieto.  

También es hogar de un indio Seminola, que suele ser visto saltando las murallas de la fortaleza. Se han oído pisadas de botas de un grupo de soldados corriendo por el patio, la gente a notado como a sido tocada e incluso han recibido empujones, sobre todo en la sala del polvorín de los cañones, que era otro lugar donde los prisioneros eran sellados y dejados morir. Y se ha visto un soldado paseando con un farol encendido en la mano. Un prisionero espectral enojado que fue encerrado en una celda oscura está atrapado en este castillo y a atacó a un psíquico que entró en su celda. Otra actividad paranormal incluye una luz que brilla desde una torre de vigilancia en las noches de tormenta a pesar de que la torre no tiene electricidad. 

Osceola fue un líder nativo americano de la tribu Seminola. Un jefe astuto, logró evitar ser capturado por los militares. Eso fue hasta 1837, cuando fue engañado bajo custodia con una tregua falsa y transportado al Castillo de San Marcos junto con 200 de sus hombres.

El jefe tenía mala salud antes de su captura y padecía paludismo crónico, amigdalitis y abscesos. Una vez encarcelado, el médico Dr. Weedon fue llamado para tratar a Osceola, y los dos se volvieron muy cercanos.

El líder nativo americano murió de angina, una infección en la parte posterior de la garganta. La hermosa amistad dio un giro siniestro cuando el médico decidió honrar a su amigo cortándole la cabeza y guardándola como recuerdo. Para preservar la cabeza, la colocó en un frasco grande con alcohol y la exhibió en su farmacia.

Muchos creen que el cacique aún frecuenta los terrenos de San Marcos, después de todo el trauma al que fue sometido su cadáver.  

Los visitantes a menudo informan haber visto sombras inexplicables caminando en el fuerte, y algunos afirman haber sido testigos de una aparición sin cabeza. Otros fenómenos incluyen  escalofríos repentinos y escuchar voces incorpóreas. Estos extraños avistamientos se han atribuido al jefe, pero probablemente podría ser cualquiera de los nativos americanos que dieron su último aliento en la prisión.

La tradición local siempre ha hablado de las figuras fantasmales no identificadas que se dice que acechan en el fuerte. Hay muchas historias que detallan encuentros paranormales en el Castillo. En 2018, estaban tomando fotografías por la noche en la parte superior del fuerte cuando vieron una figura en la sombra caminando sobre el puente levadizo. Describieron al personaje como de estatura y complexión promedio, con un caminar enérgico. Creyendo que era un hombre, esperaron a que pasara para seguir tomando fotografías.

Cuando volvieron a mirar se dieron cuenta de que no había nadie allí. Acababan de ver una aparición. Ambos describieron la figura como la sombra más clara que jamás habían visto.